12.10.06

Título: "Mis zapatillas llegaron a San Luis"...

... o "el hombre internado por querer patear el Sol."

6.9.06

Palabra que llegas tarde no te creo yo creo en el silencio
antes que la belleza está antes que todo
la ceremonia de la comprensión
Una espiga delgada es el cuerpo tuyo
de la que el grano cayó y no brotará
como una espiga delgada es el cuerpo tuyo

una madeja de seda es el cuerpo tuyo
por el ansia dibujado hasta la arruga última
como una madeja de seda es el cuerpo tuyo

un cielo quemado es el cuerpo tuyo
alerta en el tejido la muerte sueña
como un cielo quemado es el cuerpo tuyo

porque callado es el cuerpo tuyo
tu llanto hace a mis párpados temblar
que callado es el cuerpo tuyo

Todos los hilos habían sido arrancados. Había quedado cortado el estudio, la participación, el movimiento, el trabajo, las relaciones con los amigos, había quedado cortado el amor, y hasta la búsqueda del amor, había quedado cortado, sencillamente, todo el sentido de mi trayectoria vital. No me había quedado más que el tiempo. Pero, en cambio, a este lo estaba conociendo tan íntimamente como nunca antes me había sido posible. Ya no era un tiempo como aquel con el que me solía topar antes, un tiempo convertido trabajo, en amor, en todo tipo de esfuerzo, un tiempo al que aceptaba sin fijarme en él, porque tampoco él me importaba y se escondía decentemente detrás de mi propia actividad. Ahora llegaba hasta mí desnudo, solo en sí mismo, con su aspecto original y verdadero y me obligaba a llamarlo por su nombre propio (ya que ahora vivía el tiempo escueto, el mero tiempo vació) a no olvidarme de él ni por un momento, a pensar permanentemente en él y a sentir continuamente su peso.

Cuando suena la música, oímos la melodía, olvidándonos de que es sólo una de las formas del tiempo; cuando la orquesta se calla, oímos al tiempo; al tiempo en sí. Yo vivía en una pausa. Pero claro que no se trata de una pausa general de una orquesta (cuya dimensión está estrictamente determinada por el signo de la pausa) sino de una pausa sin un final preciso.

No hay nada que una más rápido a la gente (aunque sólo sea en apariencia e ilusorio) que una comprensión triste y melancólica, este ambiente de serena compasión, que adormece todo tipo de temores y prejuicios y es comprensible para un alma sutil o vulgar, instruida o simple, es el modo más sencillo de acercamiento y es, sin embargo muy poco frecuente: el problema es que hace falta dejar de lado el modo de “llevar el alma” que uno ha cultivado, la mímica habitual y ser sencillo; no sé como somos capaces de lograrlo (de repente, sin preparación), cómo podemos lograrlo nosotros, que andábamos siempre vacilantes, como ciegos, en nuestros rostros artificiales, no lo sé, pero lo percibimos como un regalo inesperado y una revelación repentina.

31.7.06

Noticias verdaderas desde Beirut

Kerblog


2000 years ago, in qana, jesus transformed water into wine.
today, in qana, the israeli air force transformed kids into ashes.
today, in beirut, i am not able to transform this page into a drawing.

2000 años atrás, en qana, jesús transformó agua en vino.
hoy, en qana, la fuerza aérea israelí, transformó niños en cenizas.
hoy, en mendoza, yo no puedo transformar esta página en algo bello.


the voice of wisdom: "i do not understand, the united nations, they are united with whom and against whom?"

la voz de la sabiduría: "no entiendo, las naciones unidas, están unidas con quien y contra quien."



and my life tomorrow?
and after tomorrow?
and after after tomorrow?
and after after after tomorrow?
and etc?
and after etc?
and after?

24.7.06

Quebrantapájaros


Nuevo Hogar


A ella le gustaba visitar casas en venta. A ella le sobrecogía el corazón sentir el eco de sus pasos en los cuartos vacíos. A ella, también, le erizaba la piel sentirse amenazada por la presencia única del vendedor inmobiliario en los pasillos oscuros.

A él le gustaba que le tocaran clientas solitarias. A él le sobrecogía el corazón echarle llave a una casa deshabitada. A él, además, le erizaba la piel el tono de voz de una mujer con miedo en los pasillos sin luz.

—Aquí se podría gritar y nadie vendría a mirar qué sucede, dijo ella.
—Salvo que los gritos fueran capaces de derrumbar las paredes, dijo él.

Uno de los dos sonrió primero, sin embargo la penumbra apresada adentro de la casa no permitió que alguien lo viera para poder contarlo después.

18.7.06

Ajedrez Anarquista

6.7.06

Un rinconcito de pura alegría

3.7.06

uhmmm... ¿cómo era esa canción?

LA FOTOCOSA

El pájaro está libre. Decidió posarse por un momento en el sillón verde. En segundos va a volver a volar. La jaula es irrelevante. Cuando el pájaro levanta vuelo, la jaula tambien lo hace. No hay movimiento del pájaro que sea capaz de sacarlo del centro de la jaula. La jaula se mueve de tal manera, con tal exactitud, que las proporciones nunca se alteran.

Es posible que todo se deba a la casualidad, o a algún minucioso dibujo del destino.

El pajaro vuela, metido en su jaula. El aire penetra cortado entre los barrotes. El pájaro se siente libre. Quizá debería temer que algún dia el destino se canse, la jaula emprenda su propio camino, y lo deje destrozado, muerto, o tal vez encerrado.

30.6.06

Una cuenta de tu rosario

Beberemos de muchos vinos, nos embriagaremos como dos niños. Subiremos acantilados con pies descalzos, y tomados de las manos, vamos juntos a incendiar el mundo.

Con mis ojos aun cerrados, cuando volví a tantear la cama, ya no estabas allí.

Yo que no sabía que el amor requiere vigilia. Que no hay paz que no tega un fin, ni copa que no tenga un fondo de veneno.

Tengo sed, quiero beber.

No soy culpable de esa llaga, ese tumor, esa herida. Tampoco de esa espina, ese linazo que resuman mis poros. No soy culpable de ese muérdago, ese sol florido, esa llama alucinada. No lo soy de mi delirio.

Una cuenta de tu rosario para mi pasión. Dos para mis pelotas. Todas las cuentas para mis ojos. Diez rosarios para el hermano acontecido.

Estoy bañado en hiel, pero sé como afrontar tu rechazo. No ocultaré la sonrisa de mis labios, si la peste diezma nuestros rebaños o una plaga devora los cultivos. Daré la espalda mientras todos se agitan a mi alrededor. Me cruzaré de brazos si me pides socorro. Me taparé los ojos para no ver tus llagas, los oídos para no oir tus gritos, me encogeré de hombros si la casa se derrumba.

No tuve mi contento, el mundo no tendrá misericordia. Amar y ser amado era todo lo que quería. Pero quedé al margen sin consulta. Fui amputado. Pertenezco desde ahora a la familia de los rechazados, los prohibidos, los sin afecto, los sin sosiego, los intranquilos, los que se retuercen, los que llevan una marca en la frente, los marcados por la santa envidia, los sedientos de igualdad y justicia, los que tarde o temprano acaban venerando al maligno. El que nos empuja contra la corriente, nos araña los tímpanos con su soplo áspero y caliente, nos seduce contra la frágil solidez del orden, ese edificio de piedra erguido sobre los hombros de los que gimen. El primero, el único, el soberano.

Tu soberano Dios no es más que un vasallo y no sabe que sus leyes son la leña resinosa que alimenta el fuego eterno.

Ya me sube una nueva oleada, me dan ganas de fustigar a tus santos, tus angelotes, dar una dentellada en el corazón de tu cristo.

Me estoy muriendo, me estoy muriendo.

28.6.06

Euforia euforia

Puntoraya

Buenas tardes


Hoy, como casi todas las veces, hemos venido a irnos. Hemos pasado solamente a saludar y a dejar una estela perfumada con olor al único perfume caro que tenemos.

Trajimos unas masitas para no ser descorteses, una sonrisa, un par de ideas confusas, tres amigas que no hablan mucho y una pelusa en el alma.

Hemos procurado vomitar sangre antes de venir para no mancharles el baño, hemos dejado los gritos en el auto.

Hoy no hemos traído sueños porque ya casi no los llevamos a ningún lado, no nos acompaña ni la bronca siquiera, ni la risa recibió la invitación o no la quiso aceptar porque prefirió quedarse burlándose de nosotros.

No hemos llegado antes para no arruinar el almuerzo ni nos iremos demasiado tarde tampoco.

Los niños se quedaron en casa cuidando la alegría, no los trajimos porque la última ves los únicos que vinimos con nuestra niñez puesta y recién sacada del baúl fuimos nosotros y no queremos volver a romper el florero.

Noten que también vinimos vestidos para no escandalizar a las viejas, ni provocar a las mujeres con dueño y también aprendimos a rezar el rosario.

Hoy como casi todas las veces hemos venido a irnos y a dejarles estos muñecos de yeso monocromo que seremos nosotros de ahora en adelante.

23.6.06

Declaración de amor.


Juro por mi vida, y mi amor por ella, que jamás viviré para nadie, ni exigiré que vivan para mí.

El peso de mi alma es tal que ninguna palabra puede llevarla.

22.6.06

"Una infalible arenga política"

"Si el chaleco laxante y la sonrisa de cemento no fueran al dulce oprobio lo que Neon, el clave, a la gaviota de un ensueño que se pudre entre flores, mucho cabría esperar del elefante cósmico, a la hora en que las pálidas higueras resuelven el teorema de Baluk. Mas ¡Atención, Mortales! El presidente insumergible ha roto el pacto y luce ya sobre sus muslos el calzoncillo negro de la duda."

Mitad víctima, mitad cómplice, como todos los hombres

... y esto explica todo

“Una vez más, y no sería la última, me sentiría un poco extraño en el mundo, como si hubiese despertado de pronto y desconociese sus leyes y su sentido. Caminaba al azar por las calles, miraba a sus gentes, me sentaba en un banco de plaza y pensaba. Luego volvía a mi piecita y me sentía más solo que nunca. Y únicamente sumergiéndome en los libros parecía encontrar de nuevo la realidad, como si aquella existencia de las calles fuera, en cambio, una suerte de gran sueño de gente hipnotizada. Faltaban muchos años para que comprendiera que en aque­llas calles, en aquellas plazas y hasta en aquellos negocios y oficinas había miles de personas que pensaban o sentían más o menos lo que yo sentía en ese momento: gente angustiada y solitaria, gente que pensaba sobre el sentido y el sinsentido de la vida, gente que tenía la sensación de ver un mundo dormido a su alrededor, un mundo de personas hipnotizadas o convertidas en autó­matas.

Y en aquel reducto solitario me ponía a escribir cuentos. Ahora advierto que escribía cada vez que era infeliz, que me sentía solo o desajustado con el mundo en que me había tocado nacer. Y pienso si no será siempre así, que el arte de nuestro tiempo, ese arte tenso y desgarrado, nazca invariablemente de nuestro desajuste, de nuestra ansiedad y nuestro descontento. Una especie de intento de reconciliación con el universo de esa raza de frágiles, in­quietas y anhelantes criaturas que son los seres humanos. Puesto que los animales no lo necesitan: les basta vivir. Porque su existencia se desliza armoniosamente con las necesidades atávicas. Y al pájaro le basta con algunas semillitas o gusanos, un árbol donde construir su nido, grandes espacios para volar; y su vida transcurre desde su nacimiento hasta su muerte en un venturoso ritmo que no es desgarrado jamás ni por la desesperación metafísica ni la locura.

Mientras que el hombre, al levantarse sobre dos patas traseras y al convertir en un hacha la primera piedra filosa, instituyó las bases de su grandeza pero también los orígenes de su angustia; porque con sus manos y con los instrumentos hechos con sus manos iba a erigir esa construcción tan potente y extraña que se llama cultura e iba a iniciar así su gran desgarramiento, ya que habrá dejado de ser un simple animal pero no habrá llegado a ser el dios que su espíritu le sugiera. Será ese ser dual y desgraciado que se mueve y vive entre la tierra de los animales y el cielo de sus dioses, que habrá perdido el paraíso terrenal de su inocencia y no habrá ganado el paraíso celeste de su redención. Ese ser dolorido y enfermo del espíritu que se preguntará, por primera vez, sobre el porqué de su existencia. Y así las manos, y luego aquella hacha, aquel fuego, y luego la ciencia y la técnica habrán ido cavando cada día más el abismo que lo separa de su raza originaria y de su felicidad zoológica. Y la ciudad será finalmente la última etapa de su loca carrera, la expresión máxima de su orgullo y la máxima forma de su alienación.

Y entonces seres descontentos, un poco ciegos y un poco como enloquecidos, intentan recuperar a tientas aquella armonía perdida con el misterio y la sangre, pintando o escribiendo una realidad distinta a la que desdichadamente los rodea, una realidad a menudo de apariencia fantástica y demencial, pero que, cosa curiosa, resulta ser finalmente más profunda y verdadera que la cotidiana. Y así, soñando un poco por todos, esos seres frágiles logran levantarse sobre su desventura individual y se convierten en intérpretes y hasta en salvadores (dolorosos) del destino colectivo.

Pero mi desdicha ha sido siempre doble, porque mi debilidad, mi espíritu contemplativo, mi indecisión, mi abulia, me impidieron siempre alcanzar ese nuevo orden, ese nuevo cosmos que es la obra de arte; y he terminado siempre por caer desde los andamios de aquella anhelada construcción que me salvaría. Y al caer, maltrecho y doblemente entristecido, he acudido en busca de los simples seres humanos.”